La leyenda, de más de un siglo de existencia, cuenta que una noche azul oscura, la luna y las estrellas fueron los únicos y silenciosos testigos de la caminata de un hombre entre las sombras del imponente paisaje de la Cordillera de los Andes. El caminante era Carlos Anwandter, dueño de una cervecería pionera en Valdivia (al sur de Chile), que buscaba la forma de dar con la mejor cerveza que hubiera conocido la región. Según el relato, a tal punto estaba dispuesto a conseguirla que fue a buscar al diablo en el corazón mismo de las montañas para ofrecerle su alma a cambio, en pacto solemne. Dice el mito que lo encontró y que el diablo le reveló una fuente secreta de agua pura y natural que le permitiría crear una cerveza única y perfecta que tanto ansiaba. Fue entonces que el cielo se iluminó en un chispazo rojizo que nadie se atrevió a revelar, sellando lo que el alma humana está dispuesta a dar de sí misma por alcanzar sus sueños… Esta es la leyenda que cuenta el origen de una cerveza rubia fuerte, de tipo Edel Lager (que en alemán significa “noble reposo”), cuya receta original fue la más premiada en su momento (12 medallas de oro y 12 menciones de honor al mérito cervecero de Valdivia).
Al ser servida genera una buena cantidad de espuma bastante cremosa y consistente.
Su color es un dorado opaco y solido, de buen cuerpo y con una gasificación fina que acompaña muy bien y no es para nada invasiva.
Su aroma es floral y frutado y su tenor alcohólico es de 5,8° pero no resalta nunca en el trago. Se la siente con un muy lindo amargor cuando se la bebe, amargor que acompaña a lo largo del trago. Muy buena cerveza, dan ganas de tener siempre una guardadita para ocasiones especiales.